miércoles, 4 de enero de 2017

LA CARNE CONTIENE LA HERIDA




No hay herida sin carne, y la herida amenaza a la carne, que no puede desprenderla de cuajo sin causar una herida mayor. Carne y herida son una unidad en la que pugnan un principio de vida frente a un principio de muerte y destrucción. Si la herida crece, la carne muere y la herida se extingue, porque la herida es de la carne. Si la carne resiste, la herida sana y la carne revive. La herida es suya –de la carne-, y para sanarla ha de integrarla, cuidarla y amarla para que remita. Si la carne odia la herida, se odia a sí misma.

Coda para el creyente: Esto hace Jesús con nosotros. Somos sus heridas, y nos asume como parte suya, sanándonos con la fuerza del amor que nace de su vida divina.


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